Requiem por mi hijo...

Son más o menos las ocho y algo de la mañana, llegué hace menos de doce horas a calama, mi hermano mayor me despertó apurado y con cara de pánico, era un pánico extraño, no del mismo que se manifiesta cuando algo ha pasado, sino de aquél que se manifiesta cuando algo va a pasar...era algo conmigo, lo intuí...tarde, pero lo intuí.

Basto salir al antejardín de esta casa...Mi Leeloo yacía botado en la vereda de al frente.

Definitivamente odio esta ciudad maldita. Sería demasiado largo numerar todos los gatos que me ha matado.

Sólo dos cosas. Sólo no sé que fue lo que me lo mató a mi niño, pero si fue un auto el maldito imbécil que lo atropelló tarde o temprano la va a pagar. Si alguien me lo enveneno o le pegó hasta matarlo lo lamentará aún más...mi niño no presentaba fracturas en su espaldita de gato, no tenía petequias en sus ojitos verdes de gato, su lengüita estaba seca y en sus colmillitos de gato no había más sangre que la que emanó de su lengüita al morderla, en su último gesto de dolor...estaba sucio y sudadito por lo que su muerte no fue inmediata, pero si muy dolorosa...no alcanzó a llegar a la casa, tenía un pelón en el lomo, pero sin herida de arrastre, por lo que el golpe que lo provocó fue seco y con un objeto romo, la mano que lo provocó no se merece su vida...y yo el muy mierda mal dormía en mi cama...me acosté a esos de la cuatro...¿por que chucha no lo fui a buscar?.

Pueden decir lo que quieran, pero por favor al menos en este adios no me pidan que no odie al mal nacido que me mató a mi niño.

Bueno ahora entiendo las pesadillas de los últimos dos días...era mi habitual presentimiento preparandome para ésto...¿qué es esto? ¿por qué me llevaron a mi niño?...adios Liliano, te llevas tus wiskas con delicroc o delicroncs como le gustaba decir, tu pocillo del agua, ese que te regaló la Ana y tu cepillo para el pelo...cuando tengas hambre me llamas y te cepillo mientras comes. Los sillones negros están en valpo con pipe por si quieres ir y raguñar sus costados. Yo seguiré aquí esperando, de uno u otro modo envejeseremos juntos, te lo debo. Gracias por estudiar derecho conmigo y arquitectura con piter. Gracias por aparecer en mi vida junto a una pared blanca y por despertarme todos los días a las siete de la mañana para ir a clases, por lo pajaritos que me traías de regalo también, aunque al negro le molestaron un poco, pero ese era el arreglo: fatidiarlo sólo un poco para que supiera que tenías carácter...gracias por dormir conmigo y conversarme cuando me bajaba el insomnio, no sé con quien hablaré ahora y sobre todo gracias por contarme tus historias y las de tu amigo conejo...algún día se las contaré a la gente...adios amigo-hijo...ja del imbécil que te operó yo me encargo.

Adios Liliano.